La importancia de la exfoliación


                         

 
La piel se regenera naturalmente cada 28 a 30 días. Al
exfoliar, activamos la circulación, suavizamos la piel y, lo más importante,
promovemos la regeneración de células nuevas, lo que fortalece la piel y la
provee de elasticidad. Además, la exfoliación contribuye a que las marcas y
cicatrices desaparezcan.


    
Si nunca has exfoliado tu piel o hace mucho que no lo haces puedes comenzar a realizar este ritual una vez a la semana durante el primer mes.

Después, debes reducir la frecuencia de las exfoliaciones a una cada quince días porque de lo contrario la piel puede irritarse.

 Tras realizarlas, debes aplicar una loción hidratante y así te
asegurarás una piel saludable y bella. Si tu piel es muy sensible o muy seca
debes exfoliar con menos frecuencia: una vez cada tres semanas será suficiente.


      

¿CÓMO Y CUANDO EXFOLIAR?

La exfoliación es un ritual de belleza muy sencillo: en
primer lugar dúchate con agua caliente para que la piel se reblandezca, a
continuación aplica el producto específico sobre un guante de lufa o una
esponja y para terminar, frota sobre la piel presionando levemente con las
manos mientras haces movimientos circulares.
 
Sin embargo, de nada te servirán estos esfuerzos
si sólo los realizas durante unas pocas semanas. La constancia es fundamental
si  quieres mantener de piel lisa, suave y reluciente.



                 





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